La Biblia es carta de amor de Dios nuestro Padre. Su palabra es viva y eficaz, antorcha de nuestros pasos y luz en nuestros caminos.

Existen muchos escritos que nos informan tantas cosas, pero la única que nos transforma es sólo la Palabra de Dios que está en la Biblia.

Hoy y siempre. Dios nos invita a escuchar su Palabra.

Desde hace ya nos dijo y hoy resuena de manera apremiante:

Shemá ishrael,

Uyariy ishrael,

"Escucha, Israel: Yahvé nuestro Dios es el único Yahvé. Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu Corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Que penetren en tu mente estas palabras que yo te dicto hoy. Se las repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado; las atarás a tu mano como una señal, y serán como una insignia entre tus ojos; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas"  (Dt 6,4-9).

Y hoy, en el día del Señor, el Padre eterno nos dice de su amado Hijo unigénito:

"Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle" (Mt 17, 5).

Y nuestra madre la Virgen María lo mismo nos dice:

"Haced lo que Él os diga" (Jn 2, 5).

Y nosotros hombres hechos libres por la Verdad decimos: "Abre mis ojos y contemplaré las maravillas de tu Ley" (Sal 119,18).

P. Magno CCahuaya Mamani, O.P.

Lunes, 21 de setiembre de 2015.